Transcribo pues la noticia en cuestión:
Agarraos que vienen curvas y esta vez es mejor ir avisados. La guerra de las consolas (triste que tengamos que acuñar esa expresión) se divide claramente en tres bandos enfrentados que, a su vez, ejemplifican a tres consolas diferentes.
Xbox 360, Nintendo Wii y PlayStation 3. Tres maneras diferentes de acercarse al mercado, tres estrategias de venta divergentes y una lucha tecnológica brutal entre dos de ellas. No vamos a hablar de la consola más vendida de esta generación, Nintendo Wii no entra en esta disputa así que centrémonos en los “músculos gráficos” de la batalla.
Todos sabemos lo que cuesta la consola de Sony y lo maravillosamente potente que nos han vendido que es. Y todos sabemos, de nuevo, que la consola de Microsoft es mucho más barata y que a la hora de la verdad muestra gráficos muy semejantes o incluso mejores (por ahora, según los desarrolladores). Pero ¿sabíais que Xbox 360 sólo existe gracias a que Sony decidió embarcarse en el desarrollo del Cell junto a IBM? ¿Sabíais que IBM vendió partes de la estructura del procesador a Microsoft antes de que la mismísima Sony pudiese ni tan siquiera probarlo, para desarrollar Xbox 360?
Lo dicho, agarraos que vienen curvas.
Todo ha salido a la luz debido a la publicación de un libro llamado ‘The Race for a New Game Machine’. Sus escritores, David Shippy y Mickie Phipps, formaban parte del equipo de desarrollo del Cell original y vivieron de primera mano unos tiempos confusos y oscuros. Unos tiempos que pueden haber marcado el futuro de la multinacional japonesa.
Corría el 2001, Sony veía como marchaba todo viento en popa y tanto PlayStation 1 como su segunda iteración vendían como la espuma. El mercado era suyo, sin apenas rival, y era el momento de empezar a pensar en la tercera versión de su popular consola.
Para ello querían sentar precedente, crear un monstruo y adueñarse completamente del panorama global. PlayStation 3 empezaba a dibujarse en el horizonte, pero toda apuesta tan épica lleva una carga implícita y en este caso pasaba por desarrollar una arquitectura de hardware completamente nueva.
Y eso es tremendamente costoso ya que los procesadores heredan muchísima tecnología de sus antecesores. Pero este caso era diferente, se tenía que desarrollar una arquitectura que redefiniera el concepto y la escala de la potencia en el mundo de los PC’s.
Para ello, Sony, aliada con Toshiba e IBM, planeó el Cell. Un procesador radicalmente nuevo y que debería conseguir fabricarse en unos 5 años, se preveía lanzar PS3 en el 2005, y por 400 millones de dólares.
La encargada de diseñarlo y desarrollarlo fue IBM, así que de inmediato y cuando se formaron los equipos de trabajo, Sony y Toshiba mandaron ingenieros propios para ayudar. Así que nos encontramos ante un feliz panorama de ingenieros de tres compañías, trabajando juntos en las instalaciones de IBM en Texas.
David Shippy era el encargado de diseñar el núcleo del procesador y jamás pudo haber intuido cómo se iban a torcer las cosas.
Fue en el 2002, momento en el que Microsoft entró en el juego y mediante la correspondiente gran cantidad de dinero consiguió que IBM desarrollase también el futuro procesador de su consola.
En 2003, Adam Bennett de IBM, mostró a Microsoft el proyecto de Cell que pese a estar en desarrollo ya daba una idea de las características técnicas que tendría. La resolución estaba clara, el chip que se iba a preparar para Microsoft tenía que estar desarrollado alrededor del mismo núcleo que IBM desarrollaba para Sony.
De hecho, en el trato inicial entre Toshiba, Sony e IBM se especificaba que la constructora de procesadores podría llegar a vender el Cell a otros clientes. Lo que a Sony no se le ocurrió nunca es que IBM iba a vender partes clave del procesador antes de que estuviese completo y, además, al principal rival de la compañía en el mundo de las consolas.
Según Shippy, el resultado está claro. El dinero que Sony había destinado para crear su procesador, fue también aprovechado para crear un componente para que Microsoft lo usara en su contra.
Y resulta que la situación se volvía cada vez más extraña, llegando incluso al punto en el que los ingenieros de IBM escondían información a los de Sony y Toshiba, en los puestos de trabajo cercanos.
El desarrollo del procesador para Microsoft era un auténtico secreto y se estaba llevando en paralelo y por casi los mismos ingenieros, utilizando las investigaciones para el desarrollo del Cell. Incluso el libro relata cómo el Xenon (nombre que finalmente recibiría el procesador de Xbox 360) se testeaba unas plantas más arriba del lugar de trabajo del equipo Cell y cómo se escondieron las pruebas para que nadie de Sony o Toshiba se diese cuenta.
El final todos lo sabemos, Cell tuvo problemas de desarrollo y fabricación, que dieron lugar a que PS3 se retrasase un año. Xenon, en cambio, llego a tiempo y listo para el lanzamiento en 2005.
El tiempo ha pasado, acabamos de llegar a 2009 y resulta curioso cómo ha evolucionado el mercado. Una lucha, con subterfugios, tretas y malas jugadas entre dos contendientes muy poderosos y que apuestan por la tecnología hasta sus últimas consecuencias, y una consola que utiliza un procesador muy antiguo, un revolucionario mando y que ha conseguido ser un fenómeno en ventas.
Si todavía no habéis acabado la lista a los reyes magos, quizá es una buena oportunidad para pedir algo de lectura. ‘The Race for a New Game Machine’ podría recordarnos que todos los bandos implicados en una guerra tienen cosas que esconder.
Y recordad, IBM provee procesadores para PS3, Xbox360 y Wii, así que los grandes ganadores son ellos. Éstos sí que saben montárselo.
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