Rockefeller Plaza

Y volvemos con las recomendaciones televisivas (bueno, más que televisivas, “descargativas”…ay, que tiempos estos…). Hoy le toca el turno a “Rockefeller Plaza”, comedia que en estos momentos ocupa gran parte de mis escasos momentos de ocio y lucidez.


Digamos que “descubrí” Rockefeller Plaza a raíz de conocer su amplia nómina de premios y galardones… (sí, lo reconozco, soy de esos de los que aún confían en la crítica especializada…). Esta serie cuenta con tres recientes Globos de Oro de la pasada edición celebrada en enero, y los siete premios Emmy que obtuvo en septiembre. Ahí es ná. Y la verdad es que una vez visionada casi entera la primera temporada, tengo que decir que son premios más que merecidos.

Habría que decir que la serie es muy americana, algo que no tiene porqué ser negativo ni mucho menos. Numerosas situaciones, gags, o diálogos están basados en personajes de la vida social y política norteamericana. Rockefeller Plaza se desarrolla en el set de rodaje de "The Girlie Show", un programa de televisión de variedades en directo (como veis muy al estilo de Saturday Night Live, recientemente adaptada, no sin dificultades, por “nuestra” cadena Cuatro). La serie gira en torno al personaje de Liz Lemon ( Tina Fey, también productora de la serie), auténtica alma mater de Rockefeller Plaza sobre la que van girando el resto de personajes y tramas de la serie.

Si bien al principio puede que nos cueste un poco adaptarnos tanto al ritmo trepidante de la serie (cada episodio tiene una duración de unos veinte minutos), como a muchos de sus “desquiciados” personajes, tras unos cuantos capítulos la serie se hará con nosotros. Rockefeller Plaza tiene algunos personajes absolutamente impagables, genialmente escritos, buen ejemplo de ello son Frank el friky-guionista, Tracey, la estrella – sociopata del show, o Kenneth, el conserje con sueños de gloria. En resumen, con esta serie no tienes excusas del tipo “no tengo tiempo para ver la tele”, humor supercurrado y personajes geniales, envasados y comprimidos en unos escasos y excelentes veinte minutos, ¿Quién da más?...


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