Silent Hill Homecoming... la vuelta a casa a medias

Silent Hill siempre ha sido sinónimo de gran survival horror. Todavía recuerdo el día en que Marcellus me enseñó el primer Silent Hill para la gran Psx... jó, qué tiempos... El comienzo fue increíble: ese hombre caminando por las calles del pueblo maldito en busca de su hija perdida, todo inundado de niebla, sin ver ni un pijo, y alrededor toda una amalgama de ruidos extraños.

Pues bien, ya hace unas semanas que por fin recibimos la sexta entrega de esta gran serie de survival horror. Después de Silent Hill 4: The Room, no tenía muchas esperanzas en el siguiente capítulo -si exceptuamos el cumplidor Silent Hill Origins-, así que me puse manos a la obra y, en una semanita, me lo terminé.

No me voy a enrollar mucho. A grandes rasgos, tiene un argumento aceptable, en el que el militar Alex Sepherd vuelve a su pueblo natal y se encuentra con que en el pueblo no queda casi nadie... amén de la dichosa niebla y los bichejos de turno, claro está. Técnicamente cumple justito justito: texturas muy simples, diseño de personajes que deja que desear, popping escondido tras la niebla, etc.

La mayor novedad viene en el sistema de combate, que por fin, ahora sí, favorece mucho a la jugabilidad del título: podemos encarar enemigos, ejecutar distintos golpes, utilizar armas blancas y de fuego, bloquear ataques... incluso hay quick time events. Un gran acierto.

En cuanto a otro de los pilares de la saga, la ambientación, pues está muy bien conseguida: lugares muy oscuros en los que la linterna casi no ilumina más allá de nuestros pies, ruídos que provocan nuestro estremecimiento, escenarios clásicos -el hotel o el hospital- mezclados con otros nuevos -el alcantarillado o una chatarrería- que no son DisneyWorld precisamente... en fin, ya sabeis...


El juego no es fácil; habrá veces que el no tener botiquines ni balas propicien que nuestra tensión suba a cotas altas, pero claro, todo esto está pensado para que lo pasemos mal, y es que de eso se trata el juego... serán mamones...

¿Y qué hay de los puzzles? Pues los hay; no muy numerosos y algunos no demasiado originales, pero le dan un toque de variedad al conjunto que lo hacen un juego poco repetitivo. Hay otras situaciones nuevas en el juego, como el avanzar junto a otro personaje que colabora con nosotros, o tener que proteger a una damisela en apuros.

En definitiva, Silent Hill Homecoming no es el juego perfecto, ni mucho menos, pero es un capítulo muy representativo de la saga y una digna continuación. Si además tenemos en cuenta que su gran rival, Resident Evil, cada vez se aleja más del género del survival horror, pues ya sabeis, si os va este género, no lo dudeis.

2 comentarios:

Deadius dijo...

Colasito me alegra verte por aquí. que se te echa de menos ;-)
Del Silent Hill, sin comentarios, dejaré que Marcellus se recree primero y luego me lo enseñe.
Salu2

Anónimo dijo...

Buenas, jefe bloggero mayor!
Siento no poder participar más, a ver si saco un poco más de tiempo.
Saludos!