Como todo buen seguidor del mundo videojueguil sabrá, a finales del pasado mes de Febrero se puso a la venta el esperado Killzone 2 de PS3. Sobre este juego y sus antecedentes habría mucho que escribir, muchísimo. Sin embargo no es mi intención realizar en estos momentos, ni en este blog un análisis pormenorizado del mismo. Para eso están las “digamos”, webs especializadas.
Intentando hacer un pequeño resumen de los tan cacareados antecedentes de este juego, deberíamos decir que Killzone 2 ha estado en boca de casi todos por un motivo o por otro. Los seguidores de la consola de Sony esperaban que este título por fin les otorgara la tan repetida y predicada superioridad técnica que su comunidad y desarrolladores llevan tanto tiempo pronosticando. Por otro lado, los emergentes seguidores de la consola blanca de Microsoft (de los cuales ya sabéis que tengo el canet de socio fundador…) pensaban que este juego no cambiaría la tendencia, es decir, que supusiera otro canto de sirena que a la larga se convertiría en juego mediocre o normalucho (verbi gracia, Haze).
La cosa es que desde el pasado viernes poseo una copia alquilada de dicho título (gracias al fantástico video-club de mi colega Jose “el amable”). ¿El resultado?... a continuación.
Killzone 2 es un pasote, dejemos las cosas claras. En algunos medios se le está catalogando como el techo gráfico en consolas y el competidor de Crysis Warhead a nivel PC. Me uno a esta opinión, Killzone 2 posiblemente es el juego que mejor luce en su género. El resultado global a nivel técnico, aunque presenta algunos detalles un tanto extraños (algunas texturas un tanto flojas por ejemplo), es realmente espectacular. Hay que jugar a Killzone 2, sin duda. O al menos ver como alguien juega.
Por encima de otros aspectos yo destacaría la ambientación del juego. El planeta Helgast tiene una paleta de colores muy apropiada, una cantidad de detalles como edificios en ruinas, condiciones atmosféricas, una iluminación dinámica brutal, banderas que ondean al viento y que están en un quinto piso solo para “dar ambiente”… sería imposible enumerar todas sus bondades técnicas.
¿El juego es entonces “casi perfecto”?... pues evidentemente, no. Detrás de todo ese empaque gráfico está el hecho de que no deja de ser un shotter. ¿Y eso que significa? Pues ya se sabe… argumentos muy “limitaditos” en la línea mata a todo lo que se ponga por delante porque tú eres el bueno y ellos los malos, poca variedad de situaciones (al menos en las casi 4 horas que llevo), y una jugabilidad que aunque no es mala deja un regustillo de mejorable (¿alguien más piensa que los movimientos de nuestro personaje son un pelín lentos?). Pero vamos, dejemos claro que son “fallos” menores que suelen estar presentes en la gran mayoría de joyas del género como Gears of War 2 o Call of Duty 4 (bueno, este último caso si que roza la “perfección”, esa fase de Chernobill…Dios ……).
Para ir resumiendo, Killzone 2 es una experiencia sublime. Si te gustan los shotters bien ambientados con este lo vas a flipar. Nunca matar fue tan “bonito”. Al menos hasta nuevo aviso…
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